Con motivo de celebrar los Festejos del Centenario de la Independencia en 1910, Porfirio Díaz decretó en mayo de 1903 exhumar los restos de los héroes de esta etapa histórica para colocarlos en el monumento del Ángel de la Independencia de la Cd. de México. Nicolás Bravo fue uno de los personajes seleccionados para desenterrar sus restos.
La inhumación de los restos se efectuó el 30 de agosto de 1903 en la iglesia de Santa María de la Asunción de la ciudad de Chilpancingo, lugar en que estuvo enterrado Bravo desde abril de 1854, junto con su esposa Antonina Guevara Leyva, durante 49 años.
Imagen compuesta que muestra la parroquia de Santa María de la Asunción, la Plaza Principal y la casa del Gral. Bravo (1870 aprox.).
Plano antiguo de Chilpancingo. Mapoteca Manuel Orozco y Berra.Para dar fe del hecho se levantó el acta de exhumación con la descripción de los restos hallados, que fueron colocados en una urna especial. Después la urna fue trasladada de la iglesia al Salón de Cabildos del Ayuntamiento de Chilpancingo. En este lugar se le rindió homenaje durante el resto del día y a las 21:00 horas se realizó una velada que terminó hasta las doce de la noche. Al día siguiente se emprendió la salida a Iguala, siendo responsables del traslado los diputados locales: Francisco J. Meléndez e Isaac G. Alarcón. El recorrido pasó por Zumpango, Mezquititlán y Mezcala.
La urna llegó a Iguala el viernes 4 de septiembre, siendo recibida por las autoridades civiles y militares de la región, así como de varias personas distinguidas. Al día siguiente fue entregada la urna, previa elaboración de otra acta, a integrantes del Gobierno Federal. Esta segunda acta contenía la revisión y comprobación de los restos de acuerdo al anterior acta levantada en Chilpancingo. El Acta de entrega-recepción en Iguala fue firmada por los representantes de la Federación y del estado de Guerrero, así como de autoridades de Chilpancingo e Iguala. La comisión que certificó la urna por parte de Iguala la integraron: el Lic. José R. Olea, Juez de 1a. Instancia y encargado de la Notaria Pública del Distrito de Hidalgo; y como testigos: Miguel Montúfar, Alberto Rivera y José Ma. Caneda.
Rubricas de Miguel Montúfar y Alberto Rivera, dos personajes de los más importantes en Iguala durante el porfiriato.
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