LOS TÚNELES DE LA IGLESIA DE SAN FRANCISCO DE ASÍS

Entrada al osario

La mayoría de las construcciones de castillos, conventos e iglesias, de diversas partes del mundo, cuentan con túneles y se han realizado investigaciones para determinar el porqué de su presencia. Un túnel puede utilizarse como escondite, para guardar valores, documentos, libros, comida o líquidos, realizar entierros de personas, y también de ruta de escape en caso necesario.

La Iglesia de San Francisco de Asís de la ciudad de Iguala de la Independencia, es la principal de la comunidad católica y se encuentra ubicada en el centro de la población, además de ser el edificio con más antigüedad y de mayor importancia histórica por sus hechos sucedidos, los aspectos que contiene y el archivo parroquial que data del siglo XVIII hasta nuestros días. Es preciso destacar la última restauración externa e interna del templo que recupera todo su esplendor y majestuosidad, siendo un atractivo cultural y religioso para los que la visitan.

Hablar de los túneles de la iglesia de San Francisco de Asís es tratar sobre una de las leyendas de la ciudad que subsiste actualmente, predominando la versión oral de las personas que han logrado entrar a ellos o que repiten lo dicho por algún familiar o conocido. Las distintas versiones mencionan que los túneles comunican con las demás iglesias del centro de la ciudad, que alcanzan a diversos puntos de la ciudad y que incluso llegan a poblaciones vecinas. Otras se refieren a tesoros ocultos, documentos antiguos y restos de personas que fueron enterradas hace tiempo.

El historiador igualteco Juan Román Guadarrama Gómez (1954-2000) en su libro Crónica de la ciudad de Iguala menciona en la página 38:

“El altar mayor del templo, es un ciprés de dos niveles, …..

Al norte del ciprés se encuentra en el piso, la entrada al osario del templo que en forma de túnel subterráneo recorre el presbiterio y la nave del mismo.

Aquí descansan los restos del Padre Domingo Campos, de Don Francisco Juan, Agustín Rueda, Isidro Lomé y otros.”

Con la finalidad de realizar una investigación seria y desde el punto de vista histórico, sobre la existencia y condición de los túneles que probablemente existen en el interior de la iglesia de San Francisco de Asís, entrevisté a inicios del 2011, al Párroco Francisco Javier Tejeda Camacho, para solicitarle información y su autorización en empezar dicha investigación. Le pregunté lo referente a lo escrito por Román Guadarrama y confirmó la existencia de dicho osario. Comenté mi interés por entrar a ese lugar, lo cual sería el inicio de posteriores investigaciones, explicando el motivo y la posibilidad de tomar fotografías y video del osario. Me dio su autorización y sobre todo la recomendación de tomar las medidas preventivas necesarias para el ingreso en un lugar que se encuentra permanentemente cerrado y que son contadas las ocasiones en que se ha abierto.

La fecha de ingreso al osario fue el martes 26 de abril de 2011, a las 11:25 de la mañana y fui acompañado por mi hijo Guillermo de la Cruz Núñez, quien me apoyó desde el exterior. El lugar se encuentra donde lo ubica Román Guadarrama y fue necesario utilizar una escalera para el descenso.

Entre mi hijo y yo logramos levantar la tapa y esperé unos minutos para poder entrar, logrando percibir un olor característico a un lugar cerrado. Introduje un foco para tener iluminación. Como medida de protección utilicé guantes y una mascarilla. Al bajar observé que es un cuarto, como el de una cisterna, de casi 3 metros por cada lado y una altura de un poco más de 2 metros. Del lado donde coloqué la escalera, lado este, solo está una pared revocada, blanquizca y un poco sucia. Del lado oeste están tres escalones que al parecer dan acceso al túnel que recorre hasta la torre del campanario, pero su entrada está sellada con piedras y cemento. A un costado de los escalones se encuentran varios restos mortales, sobresaliendo el ataúd de un(a) menor, sin detalle de quien era. Lo que si observé fue sobre el ataúd una placa de metal con el nombre de la Sra. Ma. Luisa M de Montufar Falleció 24-XI-40. Del lado sur había otros 2 o 3 restos de personas. Todos los ataúdes son de madera y la mayoría casi destruidos por la plaga de la polilla. Por respeto a los difuntos y para evitar levantar polvo no toque ningún resto humano o de ataúd, solo me dediqué a observar, tomar fotos y un video como constancia de mi visita al osario. El tiempo de permanencia en el osario fue de alrededor de 10 minutos, después procedí a salir para respirar aire puro y calmar un poco el excesivo calor que se siente en el interior. A los pocos minutos colocamos nuevamente la tapa que sella la entrada al osario terminando así la indagación, quedando pendiente el acceso al túnel que señala Román Guadarrama.

Algunos restos humanos dentro del osario