Luis Gonzaga Vieyra Ruiz de Chávez fue un antiguo militar realista originario de Acámbaro, Guanajuato; nació el 9 de mayo de 1796 y falleció el 27 de marzo de 1856. En 1818 destacaba como teniente de realistas de infantería de Acámbaro. Para noviembre de 1820 ya era comandante de la compañía de infantería de urbanos de Acámbaro y pidió un ascenso, el cual le fue negado por lo que pidió su baja del ejército realista y se fue a radicar a Iguala, donde vivía su tío, el cura José María Vieyra, párroco de la iglesia de ese lugar. Su llegada a Iguala coincidió con la presencia de Agustín de Iturbide que había sido comisionado para suplir a Gabriel Armijo en la comandancia del Sur y Rumbo de Acapulco, con la finalidad de combatir a Vicente Guerrero.
Al parecer apoyó a Iturbide en el Plan de Iguala pero no se ha encontrado algún documento que lo avale. Durante su estancia en Iguala se casó con Ma. Isabel de la Concepción Lavín Zimbrón, originaria de la vecina población de Cocula. En 1832 ocupaba el puesto de comandante principal de Iguala y fue en ese mismo año, durante el mes de abril, que le solicitaron el apoyo para el pago de los maestros de la escuela de la localidad. Su respuesta fue que no lo daría económicamente pero que realizaría un proyecto que serviría para su manutención por mucho tiempo. El proyecto consistía en la plantación de tamarindos, árbol que producía frutos de gran demanda en esa época. La idea se cristalizó el sábado 21 de abril de 1832. Se plantaron 32 tamarindos en la Plaza de Armas, hoy zócalo central, número que seleccionó Vieyra para que se recordara con el año de su siembra. A partir de la primera cosecha las autoridades municipales fueron las encargadas de la venta del producto y parte de sus fondos eran para la escuela. La venta duró muchos años, hasta la década de los setentas, debido a la llegada de las traviesas ardillas, que se comen la fruta tierna y no permiten su reproducción. Gracias a este importante hecho histórico a Iguala también se le conoce como la ciudad Tamarindera. El notable cantautor guerrerense, Agustín Ramírez, le dedicó un verso en la canción Camino de Chilpancingo:
Los tamarindos de Iguala
en callada procesión,
con lo fresco de sus ramas
refrescó mi corazón.
ANTIGUA POSTAL DE IGUALA DE LOS AÑOS SESENTA
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