Rúbrica de José María Torres
Este interesante dato, poco conocido en la historia nacional, lo encontré durante la investigación que realicé en la elaboración de mi libro Biografía de Nicolás Bravo que presenté en septiembre de 2017, en el Museo de la Bandera de la ciudad de Iguala. La primera referencia la obtuve del Archivo histórico del Estado de Guerrero, versión digital, donde se señala la existencia de un hijo natural de Iturbide. El personaje en mención es José María Torres y su relación familiar con Iturbide se hizo pública en marzo de 1854 durante su detención después de un enfrentamiento militar en Yextla, población cercana a Tlacotepec, en donde resultó herido por lo que fue traslado a Chilpancingo para su rehabilitación y enfrentar juicio por seducción. Torres tenía el grado de teniente coronel y era partidario del liberal Juan Álvarez, quien promovió el recién publicado Plan de Ayutla, que uno de sus principales puntos era quitar del poder ejecutivo de la nación al conservador Antonio López de Santa Anna. Para sofocar la rebelión promovida por el plan, Santa Anna, encabezó un numeroso ejército para derrotar a los insurrectos. A inicios del mes de abril Santa Anna llegó a Chilpancingo y se hospedó en la casa de Nicolás Bravo, durante su estancia se enteró de la prisión de Torres y condenado a la pena capital.
Torres utilizó un último recurso para salvar su vida y solicitó le permitieran elaborar un escrito a Santa Anna en donde le solicitaba el indulto debido a que era hijo ilegítimo de Iturbide. Una de las partes del texto señalaba:
"El destino me dio por padre, Serenísimo Señor,
al que V. A. ha declarado Libertador de nuestra Patria, y al impetrar clemencia
de V. A. hago mérito de una circunstancia conocida de pocas personas, porque el
hecho así lo ha requerido, le suplico a V. A. que no crea que en los momentos en
que estoy próximo a presentarme ante el Juez Supremo a quien nadie puede
engañar, haga valer una falsedad que me haría indigno de merecer el mismo
perdón que ahora pido."
Santa Anna leyó la carta y se interesó en el asunto pero debido a que se encontraba enfermo no pudo visitar a Torres en la cárcel para confirmar la versión. Pidió a Santiago Blanco, Ministro de la Guerra; y a Ángel Pérez Palacios, Comandante General del Estado de Guerrero; fueran a entrevistar a Torres para pedirle más aspectos que sustentara lo dicho en la carta. Torres les explicó que Juan Álvarez tenía quince mil fusiles ocultos en una barranca y les confirmó que era hijo natural del emperador Iturbide y de Carlota Mejía, habiendo nacido en Morelia el 24 de enero de 1814; que su madre había muerto el 19 de marzo de dicho año en la acción del Molino de Chapultepec, punto que está entre Morelia y Pátzcuaro; que al morir su madre, lo recogió el cura Torres y lo alimentó doña Mariana Vega esposa del coronel Miguel Torres; que en el año de 1835 después de la campaña de Zacatecas, en el paraje de nombrado la Angostura camino de Guadalajara para México, el citado coronel Torres en los momentos de morir le declaró quien era su padre y le pidió perdón por no habérselo dicho con anterioridad; que siendo niño el preso, lo llevaban a la casa del generalísimo Iturbide quien le daba flores y dinero; que comprueba ser hijo de Iturbide con una medalla de oro que tiene su familia en Iguala, medalla en que se lee la siguiente inscripción: “José Paz Iturbide, nació el 24 de enero de 1814”, que puede comprobar quien fue su padre el coronel Benvenuto López y que por último lo conoce también el teniente coronel Miguel García que está en Acapulco y fue de las tropas del referido coronel Torres.
Con la anterior
información los enviados regresaron con el presidente Santa Anna y le
comentaron la versión de Torres, la cual fue confirmada por Bravo, diciendo que
sabía hace tiempo de la existencia del hijo natural de Iturbide. Santa Anna aceptó
el hecho y ordenó suspender la ejecución, dejando a Torres en calidad de
prisionero. Al triunfar la rebelión en 1855 Santa Anna abandonó la presidencia
y Torres recuperó su libertad, regresando a las filas de Álvarez, que le otorgó
el grado de coronel en reconocimiento a su lealtad, lealtad que le había
demostrado desde que Álvarez lo había designado Comandante Militar de Iguala en 1850,
cuando era gobernador del naciente Estado de Guerrero.
Así sucedió este hecho histórico de un personaje que agradeció por siempre a la memoria de su padre el haberle salvado su vida.
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