JOSÉ MARTÍ (retrato hecho en México, 1875)
José
Julián Martí Pérez, nació en La Habana, Cuba; el 28 de enero de 1853. A los 16 años fue encarcelado debido a sus ideas que promovían la independencia
de Cuba con relación a España. Entre 1871 y 1874, Martí, logra en España
(Madrid y Zaragoza) los títulos académicos de Bachiller y Licenciado en Derecho
y el de Licenciado en Filosofía y Letras. A finales de 1874, con pasaporte
falso, parte hacia Francia, en París, se entrevista con Víctor Hugo, autor
de Los Miserables. Regresa a América se instala en México y desde allí empieza
su peregrinar por Guatemala, Venezuela, Hondura y El Salvador. A través de sus
libros, impartiendo conferencias, además escribiendo artículos en revistas y
periódicos, va dejando huella de su gran calidad humana y pensamiento
intelectual de inmensa cultura. Su esposa fue María del Carmen de Zayas-Bazán e
Hidalgo que nació en Puerto Príncipe, provincia de Camagüey en Cuba; el 29 de
mayo de 1853. Carmen emigró con su padre a México en 1871 y
conoció a Martí en la casa de Ramón Guzmán en febrero de 1875. Martí y Carmen se casaron
en la Catedral Metropolitana de la ciudad de México el 20 de diciembre de 1877. Deciden pasar su luna de miel en Acapulco para
trasladarse de ahí a Guatemala, viaje que describe a través de misivas que envía
a uno de sus grandes amigos, el abogado mexicano Manuel Antonio Mercado y de la Paz, quien fuera su
confidente por más de 20 años, hecho que se comprueba en las más de 140 cartas
que intercambiaron. Martí escribe a Mercado que el viaje lo inician el día 26 de diciembre de 1877 por la madrugada protegidos por una escolta de rurales de la Federación. Llegan
a Cuernavaca el día 28 y al día siguiente pasan por Amacuzac y entran al Estado
de Guerrero, decidiendo descansar el 29 en Iguala y renovar la escolta. Tal vez por
el cansancio del viaje no escribió dato alguno de su corta estancia en Iguala y
solo registró la fecha. El 30 de diciembre salen de Iguala y llegan a Mezcala donde
duermen a la intemperie. El día 31 pasan por Zumpango y llegan a Chilpancingo
para festejar el año nuevo. Desde el
1 de enero de 1878 desde Chilpancingo le cuenta a su hermano y amigo: “Aquí
estamos, Carmen con aureola, yo con amor y penas. Me oprime el corazón su
nobilísima tranquilidad. Cada uno de sus días vale uno de mis años. Esta luna
de miel, errantes, vagabundos, era conveniente a nuestras bodas; peregrinos
dentro de la gran peregrinación. Duerme entre salvajes y bajo el mismo cielo,
azotada por los vientos, alumbrada por antorchas fúnebres de ocote: ¡y me
sonríe!. Ya no hablaré de valor romano. Diré: valor de Carmen”. En esa misma
carta escribe un párrafo que describe a la ciudad capital: “Aquí
me encuentro conocido: ¡en Chilpancingo!, donde la Naturaleza tiene cetro, y la
miseria palacio...”. En 1878 regresa de nuevo a La Habana y se
instala como abogado. A los once meses de casados tendrían a su único hijo,
José Francisco Martí y Zayas-Bazán, que nació en La Habana el 22 de noviembre
de 1878. En septiembre de 1879 es
detenido y es nuevamente deportado a España. En la Logia Masónica, Caballero de
la Luz de Madrid, se hace masón y ostenta el gado de Venerable Maestro. Vuelve
de nuevo a América y se sitúa en Nueva York. Se ganó la vida escribiendo para publicaciones
tanto en español como en inglés. También escribía en francés, latín y alemán y
tenía al menos conocimientos del portugués, griego y hebreo. Martí
durante toda su vida vistió de negro en señal de luto por Cuba. El 24
de febrero de 1895 estalló la revolución en Cuba, y se iniciaron luchas por
toda la Isla; lamentablemente en un enfrentamiento, en el Combate de Dos Ríos,
José Martí perdió la vida el 19 de mayo de 1895, a los 42 años. No
logró ver liberada a su patria del dominio español, pero si dejo un gran legado
para su consumación por lo que se le designa como “El Apóstol de la
independencia cubana”. De entre sus muchas frases de su autoría están: “Los hombres son como los astros, que unos dan luz de sí y
otros brillan con la que reciben”, “Ser cultos para ser libres”, “De América soy hijo y a ella me debo” y “El
arma es para herir, y la palabra para curar
las heridas”.
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